HISTORIA DE LA NAVEGACION EN EL NAHUEL HUAPI PANEL 1

 

1- PREHISTORIA, DESCUBRIMIENTO, INDÍGENAS, MISIONEROS, EXPLORACIÓN

 

Nuestra región tiene una rica historia de una antigüedad estimada en 10.000 años A.P. Y desde entonces  los lagos han sido la principal vía de comunicación de la zona.

La historia escrita registra que tantos indígenas como los exploradores y misioneros utilizaron diferente tipo de embarcaciones para transitar y recorrer los lagos de la zona”.

Los indígenas utilizaron para desplazarse por los lagos y brazos de mar  2 tipos de embarcaciones: canoas Monoxilas (una sola pieza de tronco) y piraguas o “dalcas”: hechas en base a tres grandes tablas de madera “rajada” unidas entre si con fibras vegetales . Estas eran muy prácticas y seguras, y se desarmaban para llevarlas por tierra hasta la siguiente extensión de agua donde se las volvía a armar.

Mientras que las chalupas y los botes utilizados en las sucesivas expediciones respondían a diseños y métodos de construcción del hombre blanco.

El principal paso de comunicación lacustre era el paso Perez Rosales que conecta el Seno de Reloncavi. la zona del lago llanquihue con Puerto Blest, puerta de entrada al Nahuel huapi desde el Pacífico.

En el 1621 el explorador español capitán juan fernandez  realizo el primer reconocimiento de” la laguna Nahuel Huapi “

Finalmente en diciembre de 1883, al Termino de la Campaña al Desierto, el teniente de la marina nacional Eduardo O´Connor arribo al Nahuel Huapi luego de remontar el Limay trayendo a la sirga la lancha velera “Modesta Victoria” con la que luego reconoció parte del lago llegando a brazo Rincón y Correntoso. Esta fue la primera expedición que vino desde el lado argentino.

La interpretación de los registros arqueológico e histórico  referidos a la zona del Nahuel Huapi plantea una significativa actividad náutica llevada a cabo por los grupos indígenas que habitaban las cercanías del lago desde épocas anteriores al contacto con europeos. Dichos conocimientos fueron apropiados con el correr de los siglos no solo por los jesuitas  que exploraron la zona en los siglos XVII y XVIII, sino también, tiempo después, por los colonos que establecieron relaciones con la región, tanto comerciales como con fines colonizadores. (Braicovich 2004).

 En el año 1620 el capitán español Juan Fernández, desde Chile cruza la cordillera de los Andes y “descubre” el lago Nahuel Huapi. Don Lope de Ulloa y Lemos, gobernador de Chile, le había encomendado “inquirir sobre gentes y lugares” con el fin de maloquear indígenas para llevarlos y utilizarlos como fuerza de trabajo en las minas de Chile y Perú (Flores de León, en Braicovich, 2004). Otro motivo de esta expedición y de muchas por venir, sería el descubrimiento de la “Ciudad de los Césares”, que se creía podía ubicarse en la zona. El viaje de Fernández es el primero en que se tiene registro del lago Nahuel Huapi y de los indígenas que lo habitaban. Fernández comenta que ” ...........rompiendo la cordillera dimos en la otra banda, aviendo caminado por ella hasta cinco leguas de mal camino, por no estar avierto, donde topamos otra laguna muy grande que se llama Naguelguapi, en la cual bolvimos  a coser nuestras piraguas, navegando por ellas hasta ocho leguas, que dimos en unos indios puelches los quales examinados, nos dixeron que los caciques mas principales de la tierra se llamaban Yaquel y Yaquilloy, y  que estos indios servian a las ciudades  de Osorno y Villarrica, quando estuvieron pobladas, los quales se sustantan de caza y de algunas legumbres de la tierra, diferentes de la del Reino de Chile. Avia en la laguna cantidad de pescado, truchas y  pejerreyes, confinan estos indios una nación muy belicosa y corpulenta, cuyos indios llaman Poyas, y el principal cacique que esta nación obedece, se llama Yaguapana, y tiene diferente lengua...”  (Fernández en Flores de León 1997)

 

En 1653 el padre Rosales, jesuita, llega al Nahuel Huapi y comenta que “la laguna” contiene muchas islas habitadas por indios rebeldes. El Dr. Pedro  Navarro Floria opina que el Nahuel Huapi funcionó como espacio estratégico para la comunicación por la necesidad que había de comercio con los españoles  para la manutención de los misioneros, se intentó durante la misión, la búsqueda de un paso directo de comunicación entre Chiloé y el lago, porque el Nahuel Huapi era punto de convergencia de diferentes grupos indígenas patagónicos, con lo cual se presentaba la posibilidad de una misión que tuviera efecto multiplicador en espacios mas lejanos no habitados por blancos y acechados por expedicionarios extranjeros ganando pacíficamente nuevos cristianos y vasallos fieles al rey de España. ( Navarro Floria, en Braicovich: 2004).

 

En relación a la construcción de embarcaciones, Conlin plantea que se construyen dentro de los intereses del hombre en un momento y lugar particular, y que aparecen variaciones apreciables a través del tiempo (Braicovich; 2004). La construcción de una embarcación conlleva un propósito por parte del constructor, y son los individuos los que dan significado  a los objetos en la vida cotidiana.

 

El padre Rosales describe cómo se construían estas canoas en el reino de Chile:” derriban un árbol gruesso y alto, desvastan un tronco o plan que ha de servir de quilla, caban el corazón hasta dexar el plan de cuatro dedos de grueso y los costados poco mas de dos, y acomodan el hueco para buque, la extremidad más delgada para proa, y la mas gruesa para popa, donde se asienta el que gobierna con una pala que llaman canalete, y quando es grande sirven otros dos de remeros a los lados, y reman en pie sin estribar en el bordo de la canoa, con que la traen tan ligera que apenas toca el agua. Pero como son redondos son celosos y suelen trastornarse. No son los árboles tan gruesos ni tienen los indios instrumentos con que labrar los palos que no alcanzan, sino un toqui o azuelilla del tamaño de un formón que la encaban como martillo, y con su flema van cabando un árbol grueso, gastando mucha chicha en tres tiempos, uno al cortar el árbol, otro al desmontarle y otro al concabarle, y otro gasto y fiesta al echarle al agua”...........”hacen las canoas con gran trabajo y caban un árbol muy grueso con fuego, y con unas conchas de mar de van raiendo aplicando fuego moderadamente alrededor del árbol atendiendo que no gaste sino aquella parte necesaria para derribarle, y con lentas llanan le trozan, sucediendo las conchas, que ni tienen más achas ni azuelas para descortezarle, pulirle y darle la perfección. Y con el mismo trabaxo y falta de trenamientos abren el buque, quemando a pauras el corazón del árbol y raspando con las conchas  lo que labra el fuego y aunque tarde y espaciosamente, vienen a sacar su embarcación tan bien labrada como si tuvieran los instrumentos necesarios, y trazen mas que nuestros artífices, pues sin instrumentos obran a fuerza de industria y de paciencia lo que ellos con ayuda de azerados instrumentos”: (Rosales, en Braicovich 2004:91)

 

 

En 1978 el Lic.Jorge Fernández llamó la atención acerca de los restos de canoas monoxilas encontrados en los lagos y cercanías, planteando la necesidad de comenzar trabajos arqueológicos subacuáticos que pudieran esclarecer de manera mas completa, la vida que habían llevado los pobladores de esta región lacustre. (Fernández 1978)

Las pinturas rupestres de la Isla Victoria y un fechado radiocarbónico  de 2000 AP en Puerto Tranquilo sugieren una temprana navegación en el lago. Según las crónicas de los jesuitas, esta zona se encontraba habitada por distintas parcialidades indígenas, los poyas, habitantes de la estepa, y los puelches, navegantes que habitaban las costas del lago (Hajduck,1991).

 Según Fernández, por los 41º de latitud S. La cordillera andino-patagónica ofrece una brecha por la cual con embarcaciones adecuadas en poco tiempo se alcanzaba desde el seno de Reloncavi hasta el lago Todos los Santos, río Peulla y las costas del brazo Blest, a través del paso Perez Rosales 978m. Esta ruta, utilizada por los pueblos originarios, lo fue también por los comerciantes alemanes de Puerto Mont a partir de 1850 y los exploradores Fonck y Cox  En 1978 se rescató en Playa Bonita una canoa monóxila (excavada en un solo tronco) de coihue (nothofagus dombeyii), gigantesco árbol de la región, capaz de proveer rollizos largos, gruesos y derechos. Es notable la resistencia de la madera de éste árbol a la putrefacción cuando se halla sumergido, se lo emplea en la construcción de atracaderos (Fernández 1978).

 


 

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